La tecnología y el procesamiento
de la comida resulta algo problemática para los consumidores Kosher, pues se
vuelve cada vez más difícil para los individuos asegurarse qué alimentos no
derivan de una fuente no Kosher.
Algunos productos, que parecerían
garantizados y difíciles de ser infractores de las reglas, como el yogurt, pueden
contener grenetina, los condimentos pueden contener sales del ácido esteárico e
incluso algunos cereales pueden contener glicerina, todos de origen animal.
Aún así, cuando los ingredientes
resultan conforme a las leyes, son los instrumentos y equipos los que podrían
romper la cualidad de sagrado, por ejemplo, si los equipos fueron usados
previamente para productos de carne.
Por ello, las certificaciones
resultan tan rigurosas, pues se considera cada parte del proceso y se cuida
hasta el menor detalle.
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