Como todos los productos Kosher,
el vino Kosher debe ser ritualmente apto para la religión judía, podría ser
cualquier vino, pero para lograr debe certificarse todo el proceso de
elaboración hasta la cepa.
El viñedo debe tener al menos
cuatro años de antigüedad y las cepas deben crecer solas. Se debe abonar por
última vez orgánicamente, dos meses antes de la vendimia. Las uvas deben ser
recogidas y transportadas con sumo cuidado, pues deben llegar enteras, sanas y bien
maduras.
Sólo manos judías pueden tocar y
prensar la uva y la maquinaria u objetos que entren en contacto deben ser limpiados
bajo la vigilancia de un rabino. La vinificación debe realizarse en cubas de
acero inoxidable y se prohíbe el uso de levaduras seleccionadas, enzimas y
bacterias; sólo se puede clarificar con el mineral de arcilla Bentonita. Ningún
no judío puede ver el vino durante su proceso.
Al ser embotellado, si el proceso
se consideró conforme a las reglas, obtendrá el sello Kosher. Sin embargo, si
un no judío lo abre o sirve, este pierde su condición sagrada. Una vez servido,
puede ser consumido por todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario